No siempre los índices generales de inflación como el IPC, IPIM, y similares, son útiles para el control de los costos en las empresas.
Estos índices miden la inflación de una canasta de bienes seleccionada por las autoridades del INDEC, que un milagro haría que concuerde con la canasta de bienes de una empresa.
Estos índices oficiales y generales sirven para estimar una posible presión de proveedores, sindicatos, y otros organismos, sobre los costos de la empresa (cuando se utiliza esta información para solicitar aumentos de precios), pero, generalmente, los comportamientos de la inflación de las empresas difieren de estos índices generales.
Veamos, a continuación, algunos temas de especial interés para luego poder controlar los costos en estos entornos inflacionarios.
Como ya explicamos, los índices generales se refieren a un “ente” o “unidad” que es el país (también puede ser una región, o una provincia, por ejemplo); y a una canasta de bienes asociada a dicho ente o unidad. De esta forma, estos índices miden la variación ponderada de los precios de dicha canasta para tal ente, lo que lo hace aplicable especialmente a ellos.
Pero, la inflación que es “el alza generalizada y sostenida de todos los precios de una economía”, no es igual para todos los agentes económicos, “dado que las canastas de bienes y servicios de cada uno es distinta”.
La “inflación” pasa del concepto teórico a su aplicación práctica a través de la “personalización”, lo que nosotros denominamos “inflación personalizada o existencial”. Así las cosas, cada persona, cada empresa, cada “ente”, tiene su propia canasta de bienes, y los precios de los mismos varían de una determinada manera no siempre igual ni al mismo ritmo que la de los índices generales o de otros “entes o personas”.
Así las cosas, podríamos arriesgar una definición de “inflación personalizada” como “el alza generalizada y sostenida de los precios que paga una persona o una empresa en particular”, por ejemplo.
En diversas obras nuestras hemos recomendado, algo que nosotros hacemos en la práctica, la necesidad de cada empresa de elaborar sus propias canastas de bienes, de tal forma de medir su propia inflación “personal” y que puede ser comparada con otras y con la inflación “general”.
La regla es: “no aplique a sus costos la inflación general, sino la inflación particular de la canasta de bienes de su empresa”.
El cuadro siguiente es una consulta a la página oficial del INDEC en lo referido al IPC.
En dicho cuadro se muestra la participación relativa de cada rubro, en cada región, sobre el total de bienes y servicios de la canasta oficial.
“Solo si Ud. tiene la misma canasta de bienes con la misma ponderación, el índice de precios al consumidor (IPC) será aplicable a su empresa”.
Otro tema importante a considerar, con respecto a la inflación y su impacto en la empresa, es que ésta tiene dos tipos de inflación: la inflación de sus costos, es decir, la medida en que los precios de su canasta de bienes de insumos aumentan a través del tiempo; y la inflación de sus ingresos, que es el aumento que la empresa puede hacer a través del tiempo de los precios de sus bienes, servicios, u obras que comercializa.
Uno de los grandes problemas que las empresas enfrentan en períodos de inflación es que sus costos sufren la inflación antes de poder trasladarla a los precios. Salvo algunos casos, generalmente los proveedores informan del aumento de las listas de precios (cuando lo hacen), y luego la empresa debe adaptar su estructura, sus finanzas y sus precios a estos aumentos.
En algunos casos, son las empresas las que pueden adelantarse y aumentar sus precios (inflación de ingresos) antes que sobrevenga la inflación de costos.
Lo importante que queremos marcar en este apartado es que el análisis del impacto de la inflación en una empresa no termina con los costos, debe medirse también la inflación de los ingresos, y compararse y administrarse a través del tiempo.
Un concepto fundamental que se relaciona con estas “inflaciones” es la referida a las dinámicas de inflación.
Veamos el siguiente ejemplo hipotético:
Nro. | Ítem/Insumo | Valor Base | Mes 1 | Mes 2 | Mes 3 | Mes 4 | Mes 5 | Mes 6 | Infl. 6 meses |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
1 | Materia Prima X | $ 100 | $ 100 | $ 100 | $ 100 | $ 100 | $ 100 | $ 130 | 30% |
2 | Materia Prima Y | $ 100 | $ 130 | $ 130 | $ 130 | $ 130 | $ 130 | $ 130 | 30% |
3 | Alquiler Planta | $ 100 | $ 100 | $ 100 | $ 100 | $ 130 | $ 130 | $ 130 | 30% |
4 | Combustible | $ 100 | $ 105 | $ 110 | $ 115 | $ 120 | $ 125 | $ 130 | 30% |
Los cuatro ítems de costos (insumos) han tenido una inflación en los seis meses del 30%. Esto puede verse en el cuadro al comparar el valor base de cada uno de ellos de $ 100; con el valor del Mes 6 de $ 130; para los cuatro casos iguales, por lo que, en el período, los cuatro ítems tuvieron la misma inflación.
Pero es fácil advertir que el impacto de cada uno de ellos es distinto.
Si tuviéramos que elegir el impacto en costos que menos nos afecte, elegiríamos el ítem “1”; y si tuviéramos que rechazar el impacto que más nos afecta, este sería el “2”, siendo que ambos tienen la misma inflación en el período (punta a punta) del 30%. Si en lugar de ser costos fueran productos que se venden, la situación sería exactamente la inversa.
¿Por qué una situación es preferible a la otra si tienen la misma inflación del período?
Veamos el siguiente cuadro:
Nro. | Ítem/Insumo | Valor Base | Mes 6 | Infl. 6 Meses | Sumatoria | Dinámica |
---|---|---|---|---|---|---|
1 | Materia Prima X | $ 100 | $ 130 | 30% | $ 630 | 5% |
2 | Materia Prima Y | $ 100 | $ 130 | 30% | $ 780 | 30% |
3 | Alquiler Planta | $ 100 | $ 130 | 30% | $ 690 | 15% |
4 | Combustible | $ 100 | $ 130 | 30% | $ 705 | 18% |
Agregamos, al cuadro anterior, las últimas dos columnas.
La penúltima, “Sumatoria”, adiciona los importes de los seis meses anteriores (sin el valor base), para determinar el costo total acumulado en dicho período. Si bien todos tienen el mismo valor base y el mismo valor en el mes 6, las sumatorias son distintas. En el período, por el ítem 2, se han acumulado $ 780 de costo total, mientras que en el ítem 1 se han acumulado $ 630; por ejemplo.
La última columna “Dinámica” es un cálculo que sirve a nivel de indicador del impacto de la inflación promedio del período. Se obtiene dividiendo la sumatoria por la cantidad de períodos, y luego, a dicha división se le resta el valor base y se lo expresa en porcentaje.
Comparando ambos índices, el ítem “1” tuvo una dinámica del 5%, mientras que el “2” tuvo una dinámica del 30%. Probablemente, un índice general tendría una dinámica como la del último ítem.
El gráfico siguiente muestra la evolución de los precios en los seis meses de los cuatro ítems. Todos arrancan en el mismo punto, y terminan en el mismo valor. Las gráficas representan, de otra forma, las dinámicas de inflación durante el período.
Ahora bien, para calcular la inflación de la canasta de bienes personalizada, falta ponderar el peso relativo de cada ítem en el total, y con ello obtendremos el índice de inflación global de los costos de la empresa.
Entonces, no solo importa la “inflación de punta a punta” de cada ítem relevante de la canasta de costos de la empresa, sino la dinámica que estos tengan dado que generarán impacto en los costos totales y en las finanzas de la empresa. En el ejemplo, todos tienen el mismo incremento de precios en los seis meses, pero los costos que acumulan al final del mismo período son iguales (suponiendo el mismo peso relativo).
Esto también se hace para los ingresos, de forma tal de medir las dinámicas de los incrementos de los precios de los productos y servicios que se venden, además de las inflaciones punta a punta y sus comparaciones con los costos y sus inflaciones.
Como podrá apreciar el lector, conocer y trabajar con la inflación en una empresa, es mucho más complejo que la aplicación de índices generales sobre los costos e ingresos.
Muchas empresas intentan cubrirse de la inflación dolarizando los precios de ventas. Depende del lado en que estemos: “muchos proveedores dolarizan los precios de sus productos”.
La dolarización de precios, en general, sigue “las dinámicas” del punto anterior, pues la variación de la cotización de la moneda extranjera se traduce en el incremento del precio del producto o del insumo, según vendamos o compremos.
En diversas obras de nuestra autoría hemos explicado y detallado estos efectos.
Solamente se debe tener en cuenta que en épocas en donde los tipos de cambios “se planchan”, ya sean los costos o los ingresos dolarizados, suelen perder terreno frente a los restantes bienes y servicios no dolarizados, hasta que una devaluación cambia esta situación.
Desde el punto de vista de “clientes”, es aconsejable que no se abonen insumos o servicios dolarizados si la empresa no exporta bienes que generen ingresos en moneda extranjera superiores a los egresos en dichas monedas.
Un desarrollo amplio y detallado se encuentra en nuestra obra “La competitividad económica de la estructura de costo y su traslado a precios” (Universidad del Aconcagua, 2018, Mendoza).
Las pautas se desprenden de los apartados anteriores. Veamos algunas de las acciones que hacemos en la práctica:
Estas son solo algunas de las pautas que es necesario tener en cuenta para no sucumbir en la tormenta de un entorno inflacionario.
Si no ha efectuado los cálculos que le hemos indicado en este artículo, y piensa que la inflación durará un tiempo más, no demore más esta tarea que puede ayudarle a optimizar sus resultados en estos entornos dinámicos e inestables.
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